Amanece en Onet Le Chateau. Hace sol. Tendremos un día de mucho calor. Nos acercamos a la salida. Allí, a pesar de quedar más de 3 horas para que el pelotón comience a desfilar, vemos cientos de personas esperando ver a las corredoras para poder jalear sus nombres. Lo más bonito es que sobre todo son niños y niñas en su primer contacto con el ciclismo. Un recuerdo que seguro que nunca olvidarán. Eso sí, todos con la gorra del proyecto “Watch The Femmes”. Están siendo participes del cambio de la historia.
Allí nos presentan a Chantal Beltman. Toda una subcampeona del mundo y portadora de la maglia rosa en el Giro de Italia. Ella será nuestra conductora y guía por las carreteras del Tour de Francia. Se nota que, como nos contó, algún que otro lanzamiento al spirnt ha tenido que hacer en su carrera a Marianne Vos. Sabe lo que es la velocidad, y en el coche no iba a ser distinto.
La visión de una ciclista profesional
Chantal es una persona encantadora. Nos cuenta un montón de anécdotas de su larga trayectoria ciclista. La dureza de las contrarrelojes individuales, lo que ha podido cambiar el ciclismo femenino hasta profesionalizarse, lo que le gustaba correr con la afición del País Vasco, la grandeza del Tour de Flandes, lo que se siente al ganar (una auténtica experta en carreras de un día) o su amistad con sus ex compañeras de selección Annemiek Van Vleuten y Marianne Vos… Es una biblioteca de ciclismo. Podría pasarme horas escuchándola.
La gente se echa a la calle para ver el Tour de Francia Femmes avec Zwift
Volviendo a la carrera, es impresionante las masas de gente que mueve el Tour de Francia (todo apunta a que esta edición del Tour de Francia Femmes avec Zwift superará en audiencias a la anterior). Da igual si el pueblo por el que pasamos tiene 100, 1000 o 10 habitantes. Allí están todos para no perderse ver pasar el pelotón. Y por supuesto, con esa cara de felicidad cuando Chantal pulsa el botón de esa sirena (tiriririri) que tantas veces hemos escuchado en el mes de julio. Es el Tour de Francia.
Pero también el Tour de Francia es el estrés en carrera. Las motos de los fotógrafos pasándonos como en una película de acción, los comisarios prohibiendo o permitiéndonos el paso, la moto con la tablilla del tiempo entre las escapadas y el pelotón, la gendarmería poniendo orden en los pasos de montaña o esas familias con la autocaravana, el toldo y unos tupper mientras esperan pasar a las ciclistas. La magia del Tour de Francia.
Y entre tanto, llegamos a Albi (precisosa ciudad, por cierto). Toca presenciar en meta la victoria de Ricarda Bauerfeind. “Sorpresa”, le comento a una Chantal que creía que era el día perfecto para Marianne Vos. Vemos la ceremonia. Estamos cerca de las protagonistas. Podemos escuchar cómo cada una tiene su propia historia de lo que ha sido la etapa. Se escuchan alegrías, risas, pero también llantos como el de la italiana de Human Health Bárbara Malcotti (Desconocemos el por qué). Y también los típicos “No te vi” o “No sabía qué hacer cuando…”
Y así, con el sol cada vez más bajo y con los operarios recogiendo la meta y el podio, se pone punto y final a una experiencia increíble. Vivir el Tour de Francia Femmes avec Zwift desde dentro. Un sueño de niño hecho realidad.