Los inmigrantes, una crisis que se agudiza

Los inmigrantes, una crisis que se agudiza

El 2023 ha sido un año que en Nueva York enfrentó crisis en varios sectores: seguridad, vivienda, salud mental, entre ellos, pero la más difícil de abordar fue sin duda la llegada de miles de inmigrantes a la Gran Manzana.

La odisea de quienes salieron de sus países en busca de un futuro mejor inició en el 2022 con la llegada a la frontera sur de miles de personas, la mayoría de ellas provenientes de Sudamérica y quienes cruzaron la peligrosa selva del Darién. Gobernadores de los estados fronterizos -principalmente el de Texas, Greg Abbott-, comenzaron a enviar buses fletados con solicitantes de asilo a ‘ciudades santuario’ como Nueva York, que por ley debe proveer refugio a quienes lo soliciten.

Los inmigrantes recién llegados saturaron el sistema de acogida de la ciudad, que ya enfrentaba dificultades para acomodar a los desamparados, cuyas cifras se habían incrementado desde la pandemia.

Para el mes de marzo, cuando unas 50,000 personas habían arribado a la Gran Manzana, 30,000 de las cuales estaban en albergues y hoteles de los cinco condados, el ejecutivo municipal, Eric Adams, clamaba que la ciudad estaba “con el agua al cuello”.

Un intento de enviarlos a ciudades al norte del estado se encontró con el bloqueo de condados como Rockland, que amparados en órdenes judiciales rechazaron la reubicación de los migrantes.

La administración municipal comenzó a realizar una serie de estrategias para abordar la situación, desde darles boletos a los recién llegados para trasladarse a otras ciudades, hasta pedir que se suspendiera la ley que obliga a dar alojamiento. Iglesias y sitios de culto se convirtieron en albergues, así como más de 200 de hoteles, entre ellos el famoso Hotel Roosevelt, que reabrió sus puertas como un centro de acogida de migrantes.

En un paso para tratar de disuadir a los miles de personas concentradas en el tapón del Darién de que realizaran el peligroso viaje hasta la frontera sur, el alcalde Adams viajó a esa área en octubre.

El mandatario estatal insistió en sus declaraciones durante su visita que quería asegurarse que quienes vienen a la ciudad de Nueva York sepan qué esperar, para que su sueño americano no se convirtiera en una “pesadilla americana”

Desde que comenzó esta crisis humanitaria, la ciudad ha tomado otras medidas rápidas y urgentes. Entre ellas, ha abierto refugios de emergencia, centros de ayuda humanitaria, ha creado centros de navegación para conectarlos con recursos críticos y lanzado el Centro de ayuda para solicitudes de asilo para ayudar a miles de inmigrantes con sus solicitudes de asilo.

Y aunque los pedidos de ayuda económica al gobierno federal han encontrado ‘oídos sordos’, a nivel estatal la gobernadora Kathy Hochul dispuso fondos para ayudar a brindar servicios legales a los inmigrantes recién llegados que buscan asilo en Estados Unidos. En septiembre el alcalde Adams, aduciendo que los gastos de hospedaje, alimentación y otros proveídos a los migrantes recién llegados sumaban –en ese momento- más de $1,500 millones y que se enfrentaban a una crisis fiscal, anunció recortes en las agencias municipales.

Además, ante la llegada de entre 300 a 500 personas por semana, el gobierno municipal comenzó a imponer límites al tiempo de estadía en los albergues para los solteros, primero a 60 días y luego a 30.

Organizaciones defensoras de inmigrantes han enfilado contra el alcalde y su administración por no implementar políticas más eficientes, que según ellos no solo beneficiarán a los recién llegados sino también a los residentes que sufren la falta de una vivienda y otros recursos básicos.

Al cierre del año, las autoridades cifraron en más de 150,000 los inmigrantes llegados a la ciudad desde abril del 2022, según datos recogidos por la Agencia EFE. De la misma manera, las personas que se hallaban bajo el cuidado de la municipalidad sumaban más de 122,500, de los cuales más de 67,000 eran recién llegados, que según se divulgó en una audiencia del comité de Finanzas del Concejo en octubre le costaban a la ciudad $394 dólares diarios por persona.

El problema de la falta de vivienda asequible no es nuevo.
Crédito: Gerardo Romo/Archivo El Diario | Impremedia

La vivienda asequible

Otro problema que se exacerbó en el 2023 fue el de la vivienda asequible, y no fue solo por la llegada de los miles de inmigrantes y los otros miles de sintecho que encontraban en las calles un sitio para pernoctar, sino porque al terminar la emergencia por la pandemia finalizaron también las protecciones contra los desalojos.

El mismo alcalde Eric Adams señaló en una de sus columnas comunitarias que al día de hoy “menos del 1 por ciento de los apartamentos en la ciudad de Nueva York cuyo alquiler está por debajo de $1,500 están disponibles para nuevos inquilinos”.

En una de las iniciativas para abordar el problema, la Administración municipal pidió a la legislatura en Albany medidas que facilitaran la conversión de las miles de oficinas vacías de la ciudad en apartamentos para personas de bajos recursos. A la vez se trabajó para preservar las unidades asequibles y se anunció una meta de 500,000 viviendas nuevas para los neoyorquinos de bajos recursos durante la próxima década.

La gobernadora Kathy Hochul también salió al paso con un plan para afrontar esta crisis. La mandataria estatal firmó una serie de órdenes ejecutivas para impulsar legislaciones que se habían quedado en el tintero durante la sesión legislativa de la primavera.Y, aunque programas de asistencia financiera, como CityFHEPS, que ayudan a neoyorquinos con el pago de sus rentas han sido vitales para que arrendatarios de bajos recursos tengan vivienda permanente, fueron expandidos, los residentes en más de un millón de unidades de alquiler regulado recibieron un duro golpe cuando la Junta Reguladora de Alquileres determinó en junio que las rentas aumentarán 3% en contratos nuevos y renovaciones de 1 año, y entre 2.75% y 3.2% para contratos de 2 años firmados a partir del 1 de octubre.

Los ‘deliveristas’ ganaron en su lucha por un salario justo.
Crédito: Spencer Platt | Getty Images

Aumento salarial a repartidores

El inicio del año, encontró a los 65,000 repartidores que laboran en la ciudad a la expectativa de una decisión del Departamento de Protección al Consumidor y al Trabajador sobre el salario mínimo que debían percibir los ‘deliveristas’.

En junio, la decisión fue que el salario de los repartidores sería de 17.96 dólares por hora. Pero al mes siguiente, las compañías DoorDash, UberEats, Grubhub y Relay demandaron a la ciudad para impedir que esa tasa de pago mínimo entrara en vigor.

Sin embargo, una corte de apelaciones del estado Nueva York dictaminó la validez de la ley que regula los salarios mínimos de estos trabajadores, que según la ciudad antes percibían alrededor de $11.12 por hora después de propinas y gastos. Días después de la decisión, las compañías de aplicaciones Uber y Doordash optaron por quitar la propina al momento de que el cliente pagara su pedido y dejarlo como opcional para después de recibir su entrega.

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