Bajo la batuta de Amaury Sánchez, los 60 músicos que conforman la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo se dieron cita junto al cantante Danny Rivera en un concierto sinfónico que quedó sellado por el amor, la devoción y el esmero de los artistas en cada una de las 22 piezas que integraron el espectáculo.
La función del miércoles en la sala principal Carlos Piantini, del Teatro Nacional Eduardo Brito, que duraría dos horas, comenzó a las 8:50 de la noche al ritmo de “Amar o morir”, uno de los grandes éxitos del cantautor, bajo la producción general y los arreglos musicales del maestro Amaury Sánchez.
Las palmas y canto entusiasmado del público no se hicieron esperar, pues acompañaron al maestro Rivera en esa primera entrega, dándole así la bienvenida a la noche.
La velada continuó con la interpretación de “Siempre me pasa lo mismo” impregnando el teatro de nostalgia, melancolía y sosiego.
“¡Danny, los dominicanos te amamos!” fue el aclamo de uno de los espectadores y la respuesta a su emotiva actuación, al cuál el artista respondió con un “Gracias” lleno de cariño y dulzura; lo que provocó que los aplausos y vítores llenaron el lugar.
La noche fue una colección exquisita de los más grandes clásicos del compositor, tanto del propio artista como interpretaciones de otros célebres escritores, volviendo la presentación en un vaivén de sentimientos, en palabras del propio artista “canciones de diferentes colores, de casi todos los colores”. Dentro de su repertorio, estuvieron piezas como “Vivir sin tu cariño”, “Que daría yo”, “Mi viejo”, “Amada amante”, “Ódiame”, “Los hombres de rabia lloran”, “Muy amigos”, “Cuando llego a la casa”, “Para decir adiós”, “Mi hijo, Mi árbol y yo”, entre otros.
A mitad de la noche entró a escena Mónica Placido, artista mezzosoprano invitada desde Puerto Rico, quien entonó junto a Danny tres grandes piezas “Muy amigos”, “Cuando llego a la casa” y “Para decir adiós”, en un dúo cautivador que conmovió al público.
Uno de los momentos más memorables de la noche, fue la interpretación de “Con las alas rotas”, en dónde el artista (al igual que en las demás canciones) de manera brillante, se entregó por completo a la historia y sentimiento de la balada, esta vez causando tal conmoción que ameritó una ovación de pie total del teatro.
Además de su amor por la música, su devoción a Dios de Danny Rivera ha sido una cualidad característica a lo largo de su trayectoria y que logró transmitir en el paltó con la entonación de varios cantares, entre ellos “Al nacer cada enero” y “Jesucristo”.
Como cierre de la noche, el público se estremeció con los éxitos de Madrigal, Paraíso soñado, O sole mío, Tantos deseos de ella y Libre. Ya fuera del escenario, el público bajo ovaciones pidieron otra última actuación más del maestro, quién los complació cantando alegre las melodías de “Tu pueblo”.
FUNDACIÓN PROMAPEC
La noche se inició con las palabras de Luis Concepción, presidente de la Promoción Apec (Promapec) entidad que organizó el evento, con el propósito de recaudar recursos económicos para su programa de becas de formación técnica y pasantías para jóvenes y adultos de sectores vulnerables de la fundación Promoción Apec (Promapec).
Concepción explicó que el compromiso de esa entidad es contribuir con el desarrollo de habilidades técnicas para ampliar las oportunidades laborales brindando a aquellos que buscan mejorar sus perspectivas educativas y profesionales, el impulso necesario hacia un futuro más prometedor para ellos y sus familias.
SOBRE LA ENTIDAD
Ha capacitado a más de 57 mil dominicanos de escasos recursos económicos en oficios técnicos, microempresas, desarrollo humano, entre ellos cosmetología, artes gráficas, artesanía, alfabetización, corte y confección, repostería y pastelería, enfermería, costura industrial, secretaria auxiliar, manejo del programa Office, internet, entre otros.
Promapec surgió en el 1982, parte del grupo APEC, como una institución sin fines de lucro, con el propósito de mejorar la calidad de vida de los sectores marginados de la zona urbana de Santo Domingo y zonas aledañas, mediante un proceso de integración de los valores personales.