Decir Joan Manuel Serrat es decir «Lucía», «Penélope», «Vaganbundear», «Fiesta» y, cómo no, «Mediterráneo», un himno con el que el ‘noi del Pobl-sec’ quiso homenajear al mar que le vio nacer un 27 de diciembre de hace 80 años, en Barcelona.
El emblemático cantautor español, convertido en símbolo de varias generaciones, ha grabado más de 500 canciones, 40 discos y ha puesto música a los versos de los poetas más laureados como Antonio Machado, Miguel Hernández, Alberti, Lorca o León Felipe.
Compositor, poeta, trovador… se bajó de los escenarios para siempre en 2022 con su gira de despedida «El vicio de cantar 1965-2022», que empezó en Nueva York y finalizó en casa, en el Palau Sant Jordi de Barcelona, después de recorrer toda España y América.
Y así, tras más de medio siglo de carrera, ‘se acabó la fiesta’ para la voz de «Tu nombre me sabe a yerba», «Aquellas pequeñas cosas», «La mujer que yo quiero» o «La saeta», un adiós acompañado de múltiples galardones como la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, el Grammy Latino honorífico y el Premio Ondas por la trayectoria artística.
Poeta defensor de su lengua paterna.
De padre catalán y madre aragonesa, creció en el barrio obrero de Poblé Sec, de ahí su mote de joven, ‘noi del Pobl-Sec’, dos lenguas y costumbres que marcarán sus señas de identidad.
Después de dar sus primeros pasos en la música con tres compañeros de la universidad, en 1964 debutó en Radio Barcelona, en el programa Radio-Scope para jóvenes talentos, y grabó un sencillo con la pequeña discográfica Edigsa, «Una guitarra», con cuatro canciones, incluida «Ella em deixa», su primera composición.
Ese mismo año entró en el grupo «Els setze jutges» (Los dieciséis jueces), que defendía su derecho a cantar en catalán, entonces prohibido por el franquismo. Pronto se convirtió en uno de los pioneros de lo que se llamó la Nova Cançó catalana, pero fue 1967 cuando obtuvo un gran reconocimiento con «Ara que tinc vint anys», «Cançó de matinada» y «Paraules d’amor», temas que le convirtieron en el número uno en ventas de todo el país.
En 1968 fue seleccionado para representar a España en el Festival de Eurovisión con «La, la, la», tema ganador, pero con Massiel, ya que Serrat rechazó la oferta en medio de una gran polémica al no dejarle cantar en catalán. Aquel primer pulso al franquismo le valió ser vetado en los medios oficiales hasta 1974, año en el que volvió a actuar, pero en castellano, y obtuvo su primer disco de oro.
Siempre comprometido con los derechos humanos, a finales de 1970 se unió al encierro que 300 intelectuales y artistas en el Monasterio de Montserrat de Barcelona contra el «proceso de Burgos» y la pena de muerte.
Cuando publicó «Mediterráneo», en 1971, Serrat, con apenas 28 años, ya se había convertido en símbolo de la libertad en España e Iberoamérica, un derecho que hay que defender, diría muchos años después, «con uñas y dientes» cada día y «estar atentos y dispuestos a pelear y no bajar la guardia si no queremos retroceder y que nos devuelvan de nuevo a la casilla de salida».
Un latinoamericano de Barcelona.
Mientras se encontraba en México en 1975 y ante los últimos fusilamientos franquistas, mostró su «absoluto repudio a la pena de muerte y a la violencia oficial establecida», por lo que en España se le abrió un proceso por injurias al jefe del Estado que le obligó a exiliarse en el país azteca.
El cantautor español, que se reconoce como un latinoamericano de Barcelona, regresó a España en 1976, una vez muerto Franco, con «Para la libertad» en su repertorio, un grito popular en los últimos años de la dictadura.
Ya en democracia, publicó «El tránsito» y «Cada loco con su tema» e hizo una gira por Latinoamérica, excepto Chile, Uruguay y Argentina, países a los que no regresará hasta años después con la recuperación de sus libertades.
Su identificación con Latinoamérica quedó reflejada en el disco «El Sur también existe», con versos del poeta uruguayo Mario Benedetti, un homenaje de gratitud a gentes y países que le marcaron.
En la carretera con sus amigos de siempre.
A continuación, inició una prolongada gira con «El gusto es nuestro», con Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos como compañeros de viaje, experiencia que repitieron en el 2016, para celebrar los veinte años de aquella exitosa experiencia.
Publicó «Sombras de la china» en 1998, al que siguieron «Cansiones», «Versos en la boca», «Serrat Sinfónico» y la gira «Cien por cien Serrat».
En 2006 editó en catalán el disco «Mô» y después abordó a dúo con su amigo Joaquín Sabina la gira «Dos pájaros de un tiro», un éxito que los llevó a repetir la experiencia en 2012 con «Dos pájaros contraatacan», al que aportaron un disco original, «La orquesta del Titanic», con nuevas canciones escritas a cuatro manos.
Dos años antes, en 2010, Serrat musicalizó una nueva selección de poemas de Miguel Hernández bajo el título «Hijo de la luz y de la sombra», con el que conmemoraba el centenario del nacimiento del poeta.
Celebró sus 50 años sobre los escenarios con «Antología Desordenada», sus 50 canciones más personales revisadas y grabadas de nuevo, una treintena de ellas duetos con amigos y compañeros, de Alejandro Sanz a Gino Paoli, de Silvio Rodríguez a Mina, de Gal Costa a Pablo Milanés, Ana Belén, Mercedes Sosa, Pablo Alborán, Miguel Poveda, Lolita Flores…
Desde su irrupción en la música, Serrat no ha dejado de escribir canciones, grabar discos y hacer giras por el mundo en los más variados formatos para que hoy, el día de su 80 cumpleaños, continúen sonando sus canciones de siempre «Mi niñez», «Hoy puede ser un gran día», «De cartón piedra» o «Pueblo blanco».