Nelson Mandela solía decir que “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Y desde que era muy chiquita, y vivía en Cuautla, Morelos, la mexicana Maribel Rodríguez Sánchez, soñaba con estudiar, y un día convertirse en profesional. Viendo a su hermana mayor, quien se desempeñaba como secretaria en una compañía de hielos, asegura que tenía claro que la educación no solo abre puertas sino que puede hacer que se tenga una vida mejor.
Los años pasaron y en plena adolescencia, hace ya 18 años, la mexicana quiso abrirse paso y tras un largo recorrido llegó a Nueva York a “conquistar” sus sueños. Pero las cosas no fueron color de rosa, y Maribel tuvo que hacer todo tipo de trabajos duros, se convirtió en madre soltera, y debió empaquetar sus ilusiones: sus anhelos de educarse quedaron colgados en uno de sus armarios.
La pandemia llegó, y ya sin dedicarse a su labor de mesera, un día, como “caído del cielo”, la mexicana se enteró que a pocas calles de su casa, en Red Hook, Brooklyn, quedaba la escuela Metropolitan Learning Institute, un lugar que funciona desde 1996, y que junto a su otra sede en Rego Park, Queens, ofrece programas intensivos para mejorar el inglés y obtener títulos en carreras técnicas como asistente médico, facturación médica, computación, y labores administrativas.
“Eso me cambió la vida, literalmente, no solo porque mejoré mi inglés y me prepararon estudiando facturación, sino que además me abrió puertas en momentos en que no tenía dinero para estudiar. Aquí me ayudaron a obtener fondos que cubrieron los costos de los cursos”, aseguró la técnica administrativa, quien agregó que educarse en el Metropolitan Learning Institute también la hizo sentirse más empoderada y orgullosa de sí misma.
“Estudiar y prepararse no solo te cambia la vida a nivel laboral sino personal. Tu autoestima crece, tu mente se va abriendo, y aunque confieso que había momentos en que pensaba que no podría, siempre tuve esa espinita de educarme, de ser mejor. Yo decía: ‘ya estoy cansada de estar haciendo trabajos difíciles, de estar pasándola mal. Tiene que haber una manera de llevar la vida más fácil y mejorar y hacer realidad mis metas y mis sueños’”, comentó la joven, quien a futuro espera ir a la universidad, estudiar finanzas y dedicarse al negocio inmobiliario.
Una vez culminó su programa de 15 meses, tras graduarse, la escuela reclutó a Maribel Rodríguez para ejercer el cargo de agente escolar, donde ayuda a informar a potenciales estudiantes sobre los recursos disponibles para inmigrantes de bajos recursos y los ayuda a tramitar sus fondos y a saltar a la experiencia de formarse profesionalmente. Los fondos destinados por el Estado son, en palabras de la consejera educativa, “un gran empujón”, pues en muchos casos no solo cubre los valores completos de la matrícula, sino que la escuela acepta diplomas de bachillerato de los países de origen de los interesados.