La comisión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) realizó ayer un recorrido a lo largo del eje norte de la frontera dominico-haitiana, para hacer un levantamiento de información sobre la construcción del canal que construyen los haitianos para el trasvase de agua del río Masacre.
Esta delegación está integrada por el secretario de asuntos jurídicos del ente hemisférico, Jean Michel Arrighi, y Andrés Sánchez, de la Secretaría de Desarrollo Integral.
Le acompañó una delegación de funcionarios dominicanos encabezada por Juan Carlos Nova, director de Operaciones del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi); el coronel Freddy Soto Thormann, director general del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront); Emil Chireno, del Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex), y el reputado geólogo Osiris de León.
Ambas delegaciones se reunieron con un grupo de haitianos en el parque de zona franca donde opera la Corporación de Desarrollo Industrial (Codevi).
Aunque no trascendieron detalles de lo tratado en ese encuentro, la comisión escuchó sus inquietudes respecto el tema en disputa entre Haití y República Dominicana.
Los representantes de la OEA no solamente recorrieron la franja fronteriza terrestre por la jurisdicción de Dajabón, decidiendo sobrevolar en dos helicópteros todo el trayecto sobre el corrido de agua del río masacre. Osiris de León dijo que los representantes de la OEA quisieron recorrer desde la cuenca alta, donde nace el afluente, en Loma de Cabrera, hasta su desembocadura en Manzanillo y también recorrieron la zona de nacimiento del río Artibonito.
JORNADA CONTRA ILEGALES
Mientras tanto, las repatriaciones de haitianos con estatus irregular continúan en esta provincia.
Sólo ayer, agentes de la Dirección general de Migración detuvieron a cuando menos 300 personas, según supo Listín Diario de buena fuente en esa institución.
En relación con las operaciones comerciales del mercado binacional, el ambiente sigue siendo desolador.
Solo fue visto un vendedor sentado un banco, mientras lamentaba los percances ocurridos aquí y como algunos artículos se dañan por falta de compradores.
LAS QUEJAS
Miguel Jiménez dijo que tiene unos 30 años viviendo aquí y de lo poco que gana en su negocio mantiene a su familia.
Sus problemas llegaron inmediatamente se produjo el cierre de la frontera. Por eso, dijo en su lamento, la está pasando “muy mal económicamente”. Para mayor desgracia, agregó Jiménez, las ayudas entregadas por el gobierno han quedado “en manos de grandes mercaderes”.