El tercer día de Cuaresma es un momento propicio para la reflexión y el crecimiento espiritual. En este período, los cristianos se preparan para la Pascua a través de la oración, la penitencia y la conversión.

El tercer día de Cuaresma es un momento propicio para la reflexión y el crecimiento espiritual. En este período, los cristianos se preparan para la Pascua a través de la oración, la penitencia y la conversión.

Una reflexión bíblica que puede resonar en este día es el llamado a la conversión y el arrepentimiento. En el Evangelio de Mateo 4:17, Jesús comienza su ministerio proclamando: «Arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos se ha acercado». Este versículo nos invita a examinar nuestras vidas y a reconocer las áreas donde necesitamos un cambio. La Cuaresma es un tiempo para dejar atrás lo que nos aleja de Dios y para abrirnos a su gracia transformadora.

Asimismo, en el Salmo 51, el salmista expresa un profundo arrepentimiento y una súplica por la purificación: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio». Esta oración nos recuerda la importancia de buscar la renovación interior y permitir que Dios trabaje en nosotros durante este tiempo sagrado.

Finalmente, al meditar en la experiencia del desierto de Jesús (Mateo 4:1-11), podemos encontrar inspiración. Al igual que Él, somos llamados a enfrentar nuestras tentaciones y a depender de la palabra de Dios como nuestra guía y sustento.

En este tercer día de Cuaresma, reflexionemos sobre nuestra relación con Dios, busquemos su perdón y abramos nuestro corazón a la transformación que Él desea realizar en nosotros.
Leamos Éxodos 19:10-11.
Bendiciones,Nelson Rojas
03/07/25.

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