Por Araceli Aguilar Salgado.
“El problema del amor romántico es que lo tratamos como si fuera un tema personal, como si fuese un problema individual, como si no tuviese unas implicaciones sociales, políticas o económicas. Pero las tiene: lo personal es político y el romanticismo de nuestra cultura es patriarcal. Por eso para lograr eliminar las dependencias afectivas y para llegar a la igualdad real entre hombres y mujeres hay que reconstruir los mitos románticos y probar nuevas formas de relacionarnos, más libres e igualitarias.” Coral Herrera Gómez
Presente en la clausura del V Diplomado Internacional de Educación en Igualdad de Género y Derechos Humanos de la UAGro la Dra. Coral Herrera Gómez, Escritora y Comunicadora Feminista Española analizo el amor y su dimensión social, biológica, política, económica, cultural, religiosa, sexual y emocional desde una perspectiva de género.
Derribando los mitos, los estereotipos y los roles que nos perpetúan la desigualdad entre mujeres y hombres, nos habló sobre la adicción del amor y sus patologías, los procesos orgánicos desatados en el proceso de enamoramiento y desenamoramiento, de cómo aprendemos a amar, y cómo transmitimos a las nuevas generaciones las normas no escritas del amor romántico occidental.
Con las diferentes formas de vivir el amor que nos impone la cultura según seamos hombres o mujeres, y desmontó la idea de que lo natural y lo normal sea la monogamia, la heterosexualidad, y la idea de la pareja como fin para reproducirse.
También habló de desmitificar el matrimonio como meta ideal a alcanzar, he incidido en la sujeción femenina y las consecuencias del patriarcado en los afectos y el deseo, idea es que lo mismo que el amor se construye, se puede reconstruir, y volverse a inventar.
El amor se puede descapitalizar y despatriarcalizar: otras formas de quererse son posibles, para sufrir menos y disfrutar más del amor, es fundamental llevar a cabo una revolución social y política, porque otras formas de organizarnos y relacionarnos son posibles.
Por lo que también tenemos que revolucionar nuestra cultura y nuestra comunicación: necesitamos otros cuentos, con otras heroínas y otros héroes, con otras tramas y otros finales felices.
El amor es un asunto de todos y de todas, el amor puede ser un potente dispositivo de control social para tener a las mujeres subordinadas a los hombres, y para que la gente se entretenga construyendo niditos de amor en dúo, pero también puede ser una herramienta para la transformación: creo que podemos construir relaciones sanas, igualitarias, basadas en el respeto, en el buen trato y en el compañerismo.
Otros romanticismos son posibles: cuanto más expandamos el amor, más fácil acabaremos con el patriarcado, las jerarquías, la violencia y la cultura del interés propio y el egoísmo.
Si aprendiéramos a querernos más y mejor, podríamos extender el amor a la comunidad, al pueblo, al país: con mucho amor podríamos acabar con los discursos de odio que atentan contra los derechos humanos y que oímos a diario en nuestros medios de comunicación.
El amor no tiene por qué ser una esclavitud para nosotras: ninguna está condenada a sufrir, ni a pasarlo mal, ni a «aguantar».
El amor ha de ser una fuente de goce y disfrute, por eso es tan importante analizarlo, desmontarlo, desmitificarlo y reinventarlo.
Creo que liberar al amor del patriarcado y el capitalismo es una tarea individual, pero también colectiva: nos queda mucha tarea por delante.
Ya con asertividad, ya podemos firmar un contrato amoroso con nuestras parejas en el que establecer las condiciones para poder querernos bien, y para construir una relación igualitaria basada en los cuidados mutuos y el compañerismo.
-Las mujeres sabemos que tenemos derecho a vivir una buena vida, libres de sufrimiento, y que este derecho es universal e inalienable
– Soñamos con nuevas utopías amorosas en las que mujeres y hombres podamos querernos bien, en libertad y en igualdad, en relaciones basadas en los cuidados, la solidaridad, la honestidad, el trabajo en equipo y los buenos tratos: los amores compañeros.
La Revolución Amorosa es imparable, y ya no hay vuelta atrás: cada vez somos más mujeres disfrutando de estos procesos de liberación personal y colectiva.
En la medida en que vayamos transformando nuestras relaciones, vamos cambiando la sociedad en la que vivimos, porque lo romántico es político y otras formas de quererse son posibles.
Los hombres pueden seguir luchando contra nuestras liberaciones y quedarse solos, o pueden empezar las suyas propias.
Nosotras ya hemos avanzado mucho y no nos vamos a quedar sentadas a esperar a que nos alcancen ya estamos recogiendo los frutos de las semillas que hemos ido sembrando, ya estamos cosechando triunfos, y aunque a muchos les de miedo esta revolución, cada vez somos más.
¡Amar es cuidar, amar es disfrutar!
“Tenemos que dar más tiempo y espacio al amor, porque una de las cosas que más merece la pena en nuestras cortas y precarias historias es poder disfrutar de la vida con la gente que queremos.
Para poder estar bien y construir una sociedad más amorosa es necesario dejar a un lado los miedos que nos mantienen enjaulados y separados, los intereses individualistas, y las etiquetas que nos discriminan. Se trata de aprender a convivir en paz con los demás, se trata de aprender a querernos más y mejor.” Dra. Coral Herrera Gómez
Agradezco la invitación a la Dra. Olivia Álvarez Montalván de la Defensoría de los Derechos Humanos y Universitarios de la UAGro.
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero E-mail periodistaaaguilar@gmail.com