Jairo Saenz, exlíder de la MS-13, se declaró culpable de siete asesinatos en Long Island, incluidos los de las adolescentes Kayla Cuevas y Nisa Mickens en 2016
El pandillero de la Mara Salvatrucha (MS-13) Jairo Saenz se declaró este martes culpable por siete asesinatos en Long Island (Nueva York) en 2016, incluidos los de dos adolescentes Kayla Cuevas y Nisa Mickens, que atrajeron la atención nacional sobre la propagación de este grupo de crimen organizado.
En el tribunal federal de Central Islip, el ex miembro de alto rango de la MS-13, de 28 años, se declaró culpable de los cargos de crimen organizado, tráfico de drogas, posesión de armas, incendio provocado y tres intentos de asesinatos, además de conspiración que condujo en 2016 al asesinato de Marcus Bohannon, de quien pensaban que pertenecía a una banda rival.
Esta audiencia se produce seis meses después de que su hermano, Alexi Saenz, fuera condenado por ocho asesinatos, incluidas las dos adolescentes mencionadas, entre otras víctimas.
Jairo Saenz se enfrentará a una pena de entre 40 y 60 años de cárcel cuando se presente su sentencia el próximo 13 de junio.
Saenz aseguró ante el juez que «sabía lo que estaba haciendo y sabía que se estaba equivocando», según recoge el medio local ABC 7.
«Vine a Estados Unidos y trabajé durante dos años. Después salí a la calle y me uní a la pandilla MS-13«, añadió el pandillero, también conocido como «Funny«, que admitió que actuó como chófer de la banda en muchos de los tiroteos.
El liderazgo de la MS-13 tiene su base en Centroamérica, pero tiene miles de miembros en todo EE.UU. con numerosos subgrupos, y es la organización criminal más violenta en Long Island, según recoge la Fiscalía en su comunicado.
Los cadáveres de las dos adolescentes, de 16 y 15 años, que caminaban juntas hacia sus casas desde la escuela superior de Brentwood (un suburbio de Long Island), fueron encontrados golpeados hasta la muerte en septiembre de 2016.
Los fiscales comunicaron que habían sido asesinadas después de una disputa en su escuela secundaria, pero ninguna de las dos pertenecía a la pandilla.
En 2017, la actividad criminal de la MS-13 llevó al entonces presidente Donald Trump a presentarse personalmente en el lugar para declarar la guerra al grupo y prometer «desmantelar, erradicar y deportar» a sus miembros.
Entonces, el presidente electo puso el foco en el caso, exigiendo la pena de muerte de los acusados. Ese año también se conocieron 17 asesinatos cometidos a lo largo de 18 meses que las autoridades atribuyeron a las «Maras«.
