La crisis de salud pública por el consumo de fentanilo no se alimenta por la acción de indocumentados, como sostiene el presidente. Tampoco los inmigrantes están generando problemas de seguridad en las ciudades estadounidenses. Son los argumentos del futuro presidente al anunciar aranceles a México y Canadá.
Que Donald Trump es un creyente en el “poder” de los aranceles impuestos a los países que comercian con EEUU y que él considera que lo hacen de manera ventajosa es bien conocido, como demostró la experiencia de su primer gobierno en la guerra comercial que entabló con China y en la reciente promesa de imponerle una medida similar incluso a México y Canadá, los dos más importantes socios comerciales de Washington.
Lo que no está tan claro es si eso tendrá el efecto que el futuro presidente dice esperar ahora: controlar el flujo ilegal de drogas e inmigrantes que entran por las fronteras, según el mensaje que escribió en su red social Truth esta semana.
“¡Este arancel permanecerá vigente hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los extranjeros ilegales detengan esta invasión de nuestro país! Tanto México como Canadá tienen el derecho y el poder absolutos para resolver fácilmente este problema que lleva tanto tiempo latente. ¡Por la presente exigimos que utilicen este poder y, hasta que lo hagan, es hora de que paguen un precio muy alto!”, escribió Trump.
La efectividad de la medida como arma en la lucha contra la droga y la inmigración indocumentada resulta difícil de establecer, incluso en el caso de que Canadá, México y China adopten medidas para evitar los aranceles de Trump.
Sobre todo porque los argumentos que fundamentan el anuncio no tienen respaldo en la realidad: no existe una invasión de indocumentados que esté agudizando la inseguridad en las ciudades estadounidenses ni el fentanilo, —un grave y muy real problema de salud pública— entra al país en los morrales de inmigrantes.
“Presidente Trump, la migración y el consumo de drogas en Estados Unidos no se pueden abordar con amenazas o aranceles. Lo que se necesita es cooperación y entendimiento mutuo para enfrentar estos desafíos significativos”, le escribió en una carta la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Qué pueden hacer los aranceles con la inmigración
Desde antes de que incurriera en política, Trump ha argumentado que la afluencia de inmigrantes está causando un aumento de la delincuencia en EEUU, aunque las estadísticas muestran que los delitos violentos están disminuyendo y que los indocumentados tienden a delinquir menos que el resto de la población.
Eso parece quedar demostrado en Texas, el único estado que rastrea la delincuencia según el estatus migratorio, y cuyo gobierno estatal cultiva una retórica similar a la Trump cuando se trata de inmigración.
Un estudio publicado por la Academia Nacional de Ciencias, basado en datos del Departamento de Seguridad Pública de Texas recabados entre 2012 y 2016, encontró que las personas sin estatus legal tenían «tasas de delincuencia sustancialmente más bajas que los ciudadanos nativos y los inmigrantes legales en una variedad de delitos graves».
El FBI no separa los delitos según el estatus migratorio del agresor, pero no hay evidencia de un aumento en los delitos perpetrados por inmigrantes, ya sea a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México o en ciudades que ven la mayor afluencia de inmigrantes. Los estudios han encontrado que las personas que viven en Estados Unidos ilegalmente tienen menos probabilidades que los estadounidenses nativos de haber sido arrestadas por delitos violentos, de drogas y contra la propiedad.
En la campaña electoral del 2024, Trump y los republicanos destacaron crímenes de alto perfil cometidos por inmigrantes, como el asesinato en febrero de Laken Riley, de 22 años, en Georgia, cuyo asesino, el venezolano José Ibarra, quien había entrado ilegalmente al país, fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de salir bajo palabra.
Ante el argumento de que los indocumentados son menos propensos a delinquir, los conservadores responder que cualquier delito cometido por alguien que se encuentra en el país de forma ilegal es un delito que no debería haber ocurrido.
Al final, el mito de que los inmigrantes (legales o no) tienen más probabilidades de cometer delitos tiene gran recepción entre la sociedad, según muestra un estudio del Pew Research Center en el que se indica que el 57% de los estadounidenses cree que la gran cantidad de inmigrantes aumenta la delincuencia.
Qué pueden hacer los aranceles contra el fentanilo
El fentanilo ha provocado la epidemia de drogas más letal en la historia de Estados Unidos, aunque los últimos datos indican un descenso de las sobredosis letales.
Desde mucho antes de la aparición de Trump en la escena política había quienes aseguraban que los traficantes de droga se valen de quienes cruzan la frontera de manera ilegal para meter su producto en el país.
Sin embargo, en el caso del fentanilo, alrededor del 85% de las incautaciones se producen en los cruces fronterizos oficiales, cuando es contrabandeada por mensajeros a pie o escondida en automóviles y camiones.
La mayor parte del resto es confiscada por agentes estadounidenses en los puestos de control de la Patrulla Fronteriza en las carreteras, no en las mochilas de los migrantes que entran al país.
Además, son estadounidenses quienes contrabandean la droga a través de la frontera. Según la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, el 86,4% de las personas condenadas por delitos de tráfico de fentanilo en un período de 12 meses que finaliza en septiembre de 2023 eran ciudadanos estadounidenses.
Aunque el flagelo del fentanilo comenzó mucho antes de que Biden asumiera el cargo, las incautaciones fronterizas han aumentado drásticamente bajo el mandato del saliente presidente, lo que puede reflejar en parte una mejora en la detección.
Las autoridades estadounidenses incautaron alrededor de 27.000 libras de fentanilo en el año fiscal 2023, en comparación con 2.545 libras en 2019, cuando Trump era presidente.
La cooperación entre los gobiernos de México y Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico sin duda se vio afectada bajo el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dejó el cargo a fines de septiembre.
López Obrador criticó la violencia desatada por la guerra contra las drogas librada por sus predecesores y propuso abordar las causas sociales fundamentales de la violencia, que se encuentran en la pobreza y la falta de oportunidades para los jóvenes, en lo que llamó la política de “abrazos, no balazos”.
Durante años, López Obrador negó que México fabricara fentanilo, a pesar de la evidencia de lo contrario, incluidas las declaraciones de sus propios funcionarios de seguridad y culpó a ciertas características de la sociedad estadounidense.