A casi tres semanas del mortal siniestro, San Cristóbal no ha logrado retornar del todo a la normalidad.
Un ejemplo de eso son los comerciantes en las inmediaciones de la denominada zona cero que aseguran han sido olvidados por las autoridades y sus negocios están al borde de la quiebra.
Sus fachadas aún conservan las secuelas de la explosión. Hay ventanas cubiertas con madera, y con cintas adhesivas en las puertas de cristal.
A 18 días algunos negocios se mantienen cerrados y los que han logrado reabrir aseguran que las ventas están en el suelo, debido a que el cierre de la calle Padre Ayala limita el flujo de clientes.
Franklin Puello, representante del negocio Auto Part, asegura que después de la tragedia las ventas han bajado significativamente
“Que anden con prisa con lo que van a hacer ahí para que haya circulación, porque somos muy afectados. Las ventas están totalmente en el suelo”, manifestó.
El señor Puello expresó que el negocio se sostiene con préstamos y con la venta tan baja es imposible pagarlos.
“Somos muy afectados. Tenemos préstamos, eso nos está dando durísimo. El gobierno debería ayudarnos con esa parte de los préstamos, con esa parte económica porque si no nos vamos a ir a la quiebra”, resaltó.
Desesperados ante la situación denunciaron, además, que no han sido tomados en cuenta para las ayudas anunciadas por el Gobierno.
“Nos han abandonado en esta zona, las ayudas no han llegado y nos tienen la zona cerrada”. Nadie ha hablado con nosotros. Nos hemos inscrito en un formulario que tiene el Mipyme en Loyola, pero hasta ahora no nos han dado respuesta. Lo único que nos dicen es que los recursos no han llegado y hay que esperar”, indicó Ariel Santos, dueño de un colmado de la zona.
Reiteraron su malestar por el fuerte hedor, la presencia de gusanos, moscas y otros insectos que invaden el área de la explosión.
Desaprensivos no pierden la oportunidad de sustraer materiales como hierro y cobre de donde ocurrió la explosión para venderlos. Este viernes un individuo que extraía hierro fue apresado por agentes policiales.
Medida de coerción contra empresarios
Será hoy cuando un tribunal de San Cristóbal conozca la solicitud de medidas de coerción interpuesta por el Ministerio Público en contra de los propietarios de la empresa Vidal Plast, vinculada a la potente explosión que dejó al menos 37 personas muertas y decenas de heridos en la ciudad.
Según informó a CDN una fuente en la secretaría del Tercer Juzgado de la Instrucción, que hace las funciones de atención permanente de San Cristóbal, el juez José Carlos Arias, titular de ese tribunal, se inhibió y en su lugar la audiencia será conocida por la magistrada Miolanny Herasme.
El Ministerio Público está pidiendo la imposición de un año de prisión preventiva para Edward Vidal, mientras que para Maribel Sandoval y a la hija de ambos, Mercedes Vidal solicita medidas menos gravosas.
El órgano persecutor señala en su instancia que el origen de la explosión se dio en el local de la recicladora Vidal Plast y que en marzo pasado había ocurrido un conato de incendio por el almacenamiento inadecuado de una sustancia química, bajo conocimiento del propietario Edward Vidal.
En el informe preliminar no se hace referencia a la existencia de tanques de gas como en principio se especuló pero se señala que los monitores de atmósfera (detectores de gases) utilizados luego del evento no detectaron la presencia de gases inflamables de ninguna índole, algo que es normal porque son consumidos por el propio fuego y desaparece su rastro.
El peróxido orgánico 5.2, un producto altamente inflamable, y los gases generados por los plásticos que se almacenaban en las instalaciones de la empresa Vidal Plast, habrían sido la causa principal de la explosión en San Cristóbal donde murieron alrededor de 37 de personas y una decena resultó herida. De acuerdo con el informe preliminar del Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal, en el área donde la empresa almacenaba y realizaba reciclaje de plásticos se encontraron elementos que apuntan a la emanación de gases combustibles que se pueden generar por el calentamiento de dichos materiales, los cuales al estar encerrados y no poder ventilarse crearon una significativa acumulación en el tiempo, que puede provocar un incendio o una explosión como ha sucedido.