Por: Samuel Sánchez E.
La música es casi siempre un medio de entretenimiento, pero conocemos artistas que van más allá y utilizan este importante recurso para denunciar injusticias, en américa latina hay una cantidad apreciable de cantantes que ven en el arte la posibilidad de expresar la exclusión de amplios sectores sociales, así como recordar tramos históricos conflictivos que nos cuenta casi siempre, el otro lado de los hechos lejos de la narrativa oficial.
En el pasado juego del Super Bowl, el cantante de rap estadounidense Kendrick Lamar, mencionó en una interpretación, un episodio histórico ocurrido al concluir la guerra de secesión en 1865, episodio que intentó “dignificar” a los esclavos recién liberados y que le costó la vida el presidente Abraham Lincoln.
Permítame situar esta reflexión, luego de superada la guerra de secesión, el general Wiliams T. Sherman emitió la orden no. 15, mediante la cual las familias negras que recién disfrutaban de la abolición de la esclavitud y que vivían en las zonas de Carolina del Sur, Florida y Georgia, recibirían 40 acres de tierra y una mula con el propósito de que pudieran trabajar la tierra y que la recién proclamada liberación, les diera independencia económica, pues en una sociedad rural y agraria, tener propiedad de la tierra es poseer un bien familiar de gran valía.
El general Sherman era propietario de una gran cantidad de tierra y esclavos y al acogerse a la ley que abolía la esclavitud, asumir la derrota de los confederados y sumarse a los vencedores de la unión, quiso buscar una salida que permitiera la integración productiva de la comunidad afroamericana de 1865 y eso motiva la ley “40 acres y una mula”.
La resistencia a esta orden, motivó el asesinato del presidente Abraham Lincoln y su sucesor Andrew Jonhson, la vetó y las pocas familias negras que fueron beneficiadas por la misma, fueron despojadas de sus tierras y su mula, razón por la cual importantes sectores políticos estadounidenses entienden que se mantiene una deuda histórica con los descendientes de esclavos, porque la aplicación de la orden 15 de general Sherman, habría dado la oportunidad de mayor crecimiento y desarrollo económico y hoy esa comunidad tendría mejores condiciones de vida.
Quienes llegamos de otras tierras con otros referentes, tenemos el deber de conocer los procesos históricos y políticos de la tierra que nos acoge porque lo creamos o no, esa historia impacta nuestra presencia, inserción y desarrollo, sobre todo los migrantes pobres que llegamos a Estados Unidos buscando trabajo, bienestar y esperanza; pero esas aspiraciones tienen vínculos, en algún grado, con quienes nos antecedieron reclamando tierra y trabajo y que siente una deuda frente a estos reclamos.
Me pregunto, ¿migramos solo para trabajar de sol a sol y vivir de espaldas a la realidad social que afecta a los trabajadores? No, ya migramos y nuestro próximo paso es la integración social, la participación plena y consecuentemente saber a qué grupo social pertenecemos y entender que la causa de cualquier trabajador, sin importar etnia, raza, color, es la nuestra y este razonamiento es simple de entender: los trabajadores vivimos en los mismos vecindarios, trabajamos en las mismas fábricas, vamos a los mismos parques, a las mismas escuelas y hospitales y solo nos puede separar el idioma.
La referencia histórica hecha por Kendrick Lamar en el Super Bowl, es a mi juicio, un recordatorio de los compromisos pendientes desde 1865 con esta comunidad y la necesidad de que los afroamericanos tengan finalmente acceso a sus 40 acres y su mula en el 2025, para impactar la vida de millones de seres excluidos en los Estados Unidos y poder alcanzar una vida decente, lejos de dadivas estatales y producto de su crecimiento material y espiritual.
Debo señalar que los esclavos eran quienes trabajaban la tierra y que, siendo profundamente honestos, en la práctica eran sus tierras, si tomamos como referencia a la líder agraria Mamá Tingó que planteó “la tierra es de quien la siembra, por eso esta tierra es mía”
La interpretación de Kendrick Lamar pone sobre la mesa a inicios de la era Trump 2.0 el mantenimiento de la desigualdad, a la que los demócratas no han contribuido lo necesario para superarla y debe ser motivo de reflexión de la comunidad migrante latina para reclamar junto a la comunidad afroamericana, sus “40 acres y su mula” a propósito de las masivas deportaciones de trabajadores y las odiosas redadas en lugares que deben dar cierto nivel de garantías, sumado esto al alto costo de la renta, la comida entre otros.