El general ruso a cargo de las armas nucleares y químicas murió tras un ataque en Moscú, el cual han calificado como un «ataque terrorista»
El vicepresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, prometió infligir un “castigo” a Ucrania tras el asesinato en Moscú este martes de Igor Kirillov, el general a cargo de las armas nucleares y químicas del país.
“Un castigo seguro aguarda a los nazis banderistas, incluidos los principales líderes militares y políticos de un país en ruinas”, declaró Medvédev en un mensaje de condolencias a la familia y amigos de Kirillov, difundido por la agencia oficialista Tass.
El jefe de las Fuerzas de Defensa Nuclear, Biológica y Química (NBQ) de Rusia murió tras explotar un artefacto oculto en un scooter (o patinete) eléctrico cuando salía de un bloque de viviendas a primera hora del martes, según informó el Comité de Investigación ruso.
Ucrania reconoció la autoría del asesinato, según declaró una fuente de seguridad de este país a Reuters y a la agencia de noticias AFP.
El Comité de Investigación Ruso clasificó el suceso en el sudeste de Moscú -a unos 6,5 kilómetros del Kremlin- como un ataque terrorista, indicó la agencia Tass.
El vicepresidente ruso afirmó en su mensaje que “los intentos de intimidar a nuestra nación, detener la ofensiva rusa o sembrar el miedo están condenados al fracaso”.
Medvédev calificó la acción como un “ataque terrorista” que “demuestra la agonía” de Ucrania, país que a su juicio “lucha por justificar su frágil existencia a los ojos de sus patrocinadores occidentales y prolongar las hostilidades letales mientras realiza ataques cobardes contra civiles en ciudades y pueblos”.
También describió a Kirillov, que tenía 54 años, como “un líder militar conocido por su inquebrantable devoción a sus deberes”, así como “un profesional dedicado y una persona confiable, honesta y responsable”.
Kirillov dirigió la Academia de Protección Radiológica, Química y Biológica Timoshenko de Rusia, antes de pasar a liderar las Tropas de Protección Radiológica, Química y Biológica del ejército ruso en 2017.
Las principales tareas de esta fuerza consisten en identificar los peligros y proteger a las unidades de la contaminación de estas sustancias peligrosas, pero también en “causar pérdidas al enemigo utilizando medios incendiarios”, según el Ministerio de Defensa ruso.
El teniente general era considerado en el ambiente pro-ruso un patriota incansable que luchaba por la verdad y denunciaba los “crímenes” occidentales.
En el entorno diplomático, sin embargo, se le conocía por sus cuestionables informes en el Ministerio de Defensa ruso, que llevaron al servicio exterior británico a calificarlo como un “importante portavoz de la desinformación del Kremlin”.
Kirillov acusó a Estados Unidos de construir laboratorios de armas biológicas en Ucrania, así como de obstruir las investigaciones sobre los orígenes de la pandemia de Covid 19 o de preparar “una nueva pandemia”, entre otros señalamientos sin evidencias sólidas.
“Objetivo legítimo” para Ucrania
Para Ucrania, sin embargo, el general ruso era “un objetivo legítimo”, al considerarlo “un criminal de guerra que dio órdenes de utilizar armas químicas prohibidas contra el ejército ucraniano”, según declaró una fuente de seguridad de Kyiv al Servicio Ucraniano de la BBC.
El servicio secreto ucraniano (SBU) le atribuía el uso masivo de armas químicas vetadas por los tratados internacionales en hasta 4,800 ocasiones.
El coronel ucraniano Artem Vlasiuk informó en anteriores ocasiones que más de 2,000 miembros de las fuerzas armadas ucranianas habían recibido tratamiento hospitalario por envenenamiento químico en el transcurso de la guerra y tres personas habían fallecido.
Reino Unido, por su parte, había impuesto sanciones al general ruso, para quien decretó la congelación de activos y una prohibición de viaje.
Estados Unidos había acusado en mayo a Rusia de usar armas químicas como “método de guerra” en Ucrania, en violación de las leyes internacionales.
El Kremlin siempre ha rechazado estas acusaciones, que considera “infundadas”.