Los dominicanos que viven en el exterior y contribuye significativamente a
la economía del país, enviando más de 10 mil millones de dólares anuales
en remesas, por lo que son merecedores de toda la acción del gobierno en
la obtención de los servicios que brindan las diversas instituciones del
Estado
.
El quisqueyano que se establece fuera del país contribuye
económicamente es de manera importante, tanto con las remesas, como
con lo que invierte cuando visita el país, por lo que su aporte es crucial
para el desarrollo de la nacion, por lo que se justifica plenamente el que el
Estado les ofrezca una atención adecuada y de la más alta calidad a todos
y cada uno de los criollos en el exterior.
Las remesas enviadas por los dominicanos en el extranjero representan
una fuente valiosísima de ingresos para muchas familias y un pilar
económico para el país. Este flujo constante de dinero ayuda a mejorar las
condiciones de vida, impulsa el consumo, y contribuye al desarrollo de
infraestructuras y servicios, todo ese sacrificio es a cambio de nada, sin
exigir recompensas a cambio.
Dado que esos compatriotas que están el exterior aportan tan
significativamente a la economía nacional, que sería justo, necesario y
hasta obligatorio que reciban una atención de calidad por parte del estado.
Esta atención debe incluir servicios consulares eficientes, protección
consular y todos los programas que les faciliten su sacrificada presencia
en lugares lejanos, como para la inversión y la integración de ellos cuando
deseen retornar al país.
El estado debe y tiene un compromiso con esos hermanos a los que debe
reconocerlos y valorarlos en su esfuerzo para contribuir con el país, esta
valoración puede traducirse en políticas y servicios que atiendan sus
necesidades específicas, asegurándoles que sus derechos sean
respetados y que puedan mantener un estrecho vínculo con su país de
origen.
Aparte de los servicios consulares, los que responden plenamente a las
demandas del quisqueyano que reside fuera, el Estado debería considerar
ofrecer beneficios adicionales a los dominicanos en el exterior, como
incentivos para la inversión, facilidades para el retorno y reintegración, y
programas que promuevan la participación en el desarrollo nacional, antes
de eliminarles servicios públicos básicos, como proponen algunos voceros
de la oposición política criolla.
Mejor sería que los servicios ofrecidos por las 13 instituciones que
funcionan hoy en el exterior, fueran ampliados y eficientízados en cada
una de las naciones que han escogido a esos compatriotas y para un
mayor beneficio del contribuyente que requiera de sus servicios. Esto
incluiría, reducir la burocracia, mejorar los tiempos de respuesta, y
garantizar que las mismas estén bien equipadas y capacitadas para
atender las necesidades del contribuyente.
Dios quiera que un buen dia, los dominicanos en el exterior también
debían tener una voz de representación senatorial en decisiones que les
puedan afectar y mecanismos de participación viva, como el voto en el
extranjero y la creación de un Consejo Consultivo, que pueda fortalecer el
vínculo entre los dominicanos que están fuera y los que permanecen en el
lar nativo.
En resumen, los dominicanos que viven en el extranjero, al aportar
significativamente a la economía del país, merecen una atención de
calidad por parte del estado. Esta atención no solo es una cuestión de
justicia, sino también una manera de fortalecer el vínculo y la cooperación
entre los de fuera y la República Dominicana, asegurando que ambos se
beneficien de esta relación.
Las oficinas consulares y diplomáticas facilitan el acceso a una variedad
de servicios esenciales, como la emisión de pasaportes, renovación de
documentos, certificaciones y asistencia legal, sin necesidad de regresar a
la República Dominicana. Esto evita gastos significativos en pasajes
aéreos y permite a los ciudadanos mantenerse enfocados en sus
responsabilidades laborales.
Viajar al país de origen para realizar trámites oficiales implica una inversión
considerable de tiempo y dinero. Las oficinas en el exterior proporcionan
una solución práctica y económica, permitiendo a los ciudadanos realizar
estos trámites de manera eficiente y sin interrumpir sus actividades diarias.
Estas oficinas juegan un papel crucial en situaciones de emergencia,
proporcionando apoyo y protección consular a los dominicanos en el
extranjero. Este tipo de asistencia puede incluir la repatriación, ayuda en
casos de detención o enfermedad grave, y apoyo en situaciones de
desastres naturales.
Las oficinas en el exterior también contribuyen a la promoción de la cultura
dominicana y a la creación de vínculos económicos y comerciales con
otros países. Esto no solo beneficia a los residentes en el extranjero, sino
que también fortalece la imagen y las relaciones internacionales de la
República Dominicana.
La satisfacción expresada por los dominicanos residentes en el extranjero
es una prueba del buen desempeño de estas oficinas que han sido
establecidas en el exterior, ya muchos ciudadanos han manifestado su
agradecimiento por la eficiencia y la calidad de los servicios recibidos, los
cuales contrasta con las críticas de algunos dirigentes políticos de la
oposición.
Al facilitar los trámites y servicios necesarios, éstas oficinas permiten a los
dominicanos en el extranjero mantener vínculos más estrechos con su país
de origen, promoviendo así la cohesión social y el sentido de pertenencia a
la comunidad dominicana.