Según los ecologistas, muchos de estos desastres naturales se han agudizado por la deforestación que sufre el país a manos del hombre y que está devastando sus bosques tropicales
Los equipos de emergencia de Indonesia retomaron este miércoles la misión de búsqueda y rescate de al menos 39 personas que permanecen desaparecidas tras una avalancha que impactó una mina de oro ilegal y que ha dejado 23 fallecidos.
El corrimiento de tierra ocurrió el domingo en el distrito de Suwawa, en el norte de la isla de Célebes, debido a las intensas lluvias que registra la región e impactó también contra un asentamiento informal anexo al yacimiento.
Unos 400 efectivos de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate (BASARNAS) participan en el operativo que se ha visto dificultado por las fuertes precipitaciones que han caído en la zona en los últimos días y que ha formado una espesa capa de lodo.
Además el acceso a la explotación aurífera sin licencia es complicado y los rescatistas deben caminar unos 20 kilómetros para llegar al lugar del desastre.
«La única manera eficaz de avanzar (con el operativo) es a través del uso de maquinaria pesada. Además, está previsto que se desplieguen helicópteros (para trasladar a los equipos), pero se está viendo obstaculizado por las condiciones meteorológicas», señaló anoche el director nacional de BASARNAS, Kusworo -quien como muchos indonesios carece de apellido-.
Las imágenes facilitadas por el organismo de emergencia muestran varias edificaciones precarias arrasadas por el impacto de la avalancha, mientras los efectivos intentan recuperar a las víctimas enterradas.
A pesar de las complicaciones, la agencia apunta en su última actualización que han logrado rescatar a 66 personas con vida.
Uno de los supervivientes declaró al medio Metro Tv que pasó más de ocho horas enterrado por una capa de tierra y escombros de más de un metro y respirando el aire que fluía a través de los huecos hasta que los equipos de emergencia lo sacaron.
Decenas de personas mueren cada año en Indonesia en inundaciones y corrimientos de tierras durante la estación lluviosa, que por lo general transcurre entre noviembre y febrero.
Según los ecologistas, muchos de estos desastres naturales se han agudizado por la deforestación que sufre el país a manos del hombre y que está devastando sus bosques tropicales.