Tras los recientes episodios de escaladas de violencia en el interior de las familias y espacios sociales como un pastor en Los Alcarrizos, Johan Castillo, acusado de violación sexual a menores, hombres que matan a exparejas, expertos consultados por el abordan este fenómeno cada vez más visibilizado desde distintas áreas del conocimiento.
Al abordar la frecuencia mediática de esos casos, el psiquiatra, Juan Monegro, explica que debe abordarse los crímenes en las familias desde una perspectiva holística y estructural partiendo del concepto de «violencia estructural» siendo el Estado quien la encabeza.
Monegro al ser entrevistado por el periódico Hoy, precisa lo fundamental es la educación y el Estado gestionado por partidos políticos que llegan al poder no están interesados en este indicador porque permite la difusión de música que incita la violencia, sobre todo en las capas sociales de menores oportunidades.
El también exjefe del Servicio de Salud Mental del Hospital Marcelino Vélez añade que debería ser más común la instalación de escuelas de música en todo el país en virtud de que los músicos o quien cultiva el espíritu de esa forma no tiende a ser violento.
El profesional de la psiquiatría deploró que Estado sea el principal engendrador de violencia, acciones que se se derraban en todo el tejido social.
Niños y adolescente no son vistos como sujetos de derecho
Por otro lado, la socióloga, Tahira Vargas, explica la violencia en el interior de las familias hasta llegar a crímenes se debe a la falta de gestión de conflictos y añade que el modelo patriarcal donde la figura del hombre es dominante, un desafío a ese poder se traduce en violencia.
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En el caso de los abusos a niños sea de tipo sexual, verbal o que termine en la muerte se debe a que los infantes y adolescentes no son percibidos por adultos en las familias y grupos de interacción social como sujetos de derecho.
Asegura la experta en sociología al no verse a los niños y adolescentes como sujetos de derecho, algunos adultos incurren en el abuso contra menores, disponiendo de sus cuerpos para la satisfacción sexual o la explotación laboral para extraer rentas económicas.
Al ser abordada sobre la tendencia a quienes cometen crímenes en un hogar a evadir la justicia se debe a conexiones primarias, políticas y económicas que garantizan la impunidad de imputaciones que podría hacer la justicia al momento de la persecución.
Condenó que niñas en algunas clases sociales sean hasta explotadas sexualmente por favores económicas en franca violación a leyes internas o tratados internacionales que estipulan los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Trastorno antisocial de la conducta
En ese mismo tenor, el psiquiatra, Secundino Palacios estableció que los casos en el que un miembro de una familia mata a otro o viola a un niño es una clara evidencia de un trastorno antisocial de la conducta, es decir, esos «individuos están incapacitados para vivir en sociedad».
Palacios afirma que las personas que sufren ese «trastorno antisocial de la conducta» no está en condiciones de ejercer ciudadanía, tanto que pocos lograr rehabilitarse porque el «pensamiento está distorsionado.
El profesional de la psiquiatría avanza en su análisis, expone que los seres humanos tienen tres escenarios fundamentales de interacción y cuando esos espacios se ven trastocados desborda hechos inimaginables.
Aboga porque el gobierno, empresas y sociedad civil unan esfuerzos para contra la deriva moral de las familias.
