3 logros y 3 desafíos de Petro a un año de su llegada a la presidencia de Colombia (y el efecto del escándalo de su hijo)

3 logros y 3 desafíos de Petro a un año de su llegada a la presidencia de Colombia (y el efecto del escándalo de su hijo)

La reverberación por el bombazo de Nicolás Petro aún se siente este lunes 7 de agosto, día que marca un año de la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia.

El jueves, la Fiscalía informó que el hijo del jefe de Estado admitió haber recibido dinero de manera ilegal, no solo para enriquecerse a sí mismo, sino también, dijeron las autoridades, para una campaña presidencial que al parecer violó los límites establecidos por la ley electoral.

Las consecuencias del caso están por verse. El mandato de Petro bien puede reducirse a este escándalo, que apenas empieza.

El presidente colombiano ha dicho, sin embargo, que espera continuar con su agenda: “Nada ni nadie puede detener la lucha de toda una vida contra todas las formas de corrupción, y el gobierno continuará sin distracciones su tarea y compromiso por una Colombia mejor”.

Este es el primer gobierno de izquierda pura y dura en 200 años en Colombia. Está liderado por un exguerrillero y promete una agenda transformadora. La tensión política ha estado a la altura de esa condición histórica.

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Y el escándalo del hijo del mandatario es solo el último episodio de un año movido.

Cuando quiso hacer un balance, habló de una “respuesta ambivalente”, de un resultado agridulce.

“Nos hemos encontrado que hay fuerzas, no sólo en la sociedad, sino al interior del Estado, que se oponen a estas posibilidades (de cambio)”, aseguró.

Petro ganó las elecciones con una propuesta de ruptura. Prometió el fin de la exclusión, de la desigualad, de la violencia. Y aunque han cambiado las formas y algunos de los temas en la agenda, la realidad del país sigue siendo parecida a la de 12 meses atrás.

Veamos, entonces, cuáles son sus tres logros y sus tres desafíos.

Petro y su hijo Nicolás, el día de la victoria. Foto: GETTY IMAGES

1. Representar un cambio de prioridades

Si los cambios en la realidad están por verse, en este año quedó claro que en Colombia hubo una transformación en el debate público que, según los expertos, fortalece la democracia.

“Se rompió la tendencia de hacer las cosas siempre de la misma manera”, dice Marta Ruiz, periodista y miembro de la Comisión de la Verdad que escribió la historia del conflicto armado.

“Por primera vez el país tiene una agenda realmente concentrada en luchar contra la desigualdad, que es el problema principal y explica en parte la violencia endémica, y eso ha tenido un efecto en las maneras como se ejerce el poder, porque el interés del Estado quedó, por primera vez, por encima del interés de otros grupos de poder”.

Con el fenómeno político que se personifica en Petro —e incluye un proceso de paz con la guerrilla y dos recientes estallidos sociales— se abrió el abanico de preocupaciones de los colombianos, que durante décadas estuvieron concentrados en un conflicto armado en clave de Guerra Fría: ahora los temas son de corte social, económico, medioambiental e incluso cultural.

El escándalo por la financiación de la campaña parece contradecir la trayectoria de Petro, dedicada a denunciar a la clase política tradicional.

Si su principal logro como presidente fue abrir la gama de problemáticas que convocan a los colombianos —un logro, sobre todo, intangible—, ahora tendrá que materializarlo con hechos que reflejen que es distinto a sus antecesores.

Foto: GETTY IMAGES

2. La economía no se derrumbó y empezó a recuperarse

El ascenso de Petro preocupaba a los mercados y al empresariado. Se hablaba de expropiaciones, fuga de capitales, devaluación e inflación, facetas asociadas a gobiernos izquierdistas dados al asistencialismo y a la flexibilidad fiscal.

Nada de eso ha ocurrido. Por ejemplo, Petro erradicó generosos subsidios a la gasolina y a las pensiones altas en busca de reducir el déficit fiscal, que efectivamente viene bajando.

También se crearon créditos y apoyos financieros para campesinos para frenar el aumento de precios de los alimentos.

“La economía está mucho mejor de lo que se esperaba”, dice el analista Héctor Riveros. “El vaticinio de que íbamos para el abismo económico no resultó cierto”.

La inflación lleva tres meses bajando, aunque el actual 12% anual sigue siendo alto. También se contuvo la devaluación: el peso colombiano es una de las monedas más revaluadas en la región. El desempleo bajó a un dígito. En el primer semestre de 2023 se registró la mayor tasa de inversión extranjera en nueve años. Y aunque la economía está creciendo poco, es más de lo que se esperaba.

Petro ahora tendrá que pensar el presupuesto y una nueva reforma tributaria con su capital político desgastado tras el escándalo electoral. El buen desempeño económico de 2023 no está garantizado para los años que vienen.

El peso se ha recuperado más que cualquier otra moneda latinoamericana en los últimos meses. Foto: GETTY IMAGES

3. El medio ambiente como prioridad

Un tercer logro de Petro tiene que ver con el medio ambiente, tema clave para el segundo país más biodiverso del mundo y uno de los más vulnerables ante el cambio climático.

Durante el último año la deforestación se redujo 29%, según cifras oficiales, hasta la tasa de reducción de bosques más baja en una década.

No es claro si esto se debió a la fuerte temporada de lluvias, o a las ayudas sociales a campesinos, o a los procesos de paz entablados con grupos armados.

En todo caso, Petro puso al medio ambiente entre sus prioridades.

El gobierno dice haber logrado el compromiso de 134 empresas que operan en el país de involucrarse en una transición hacia las energías limpias.

Asimismo, el Congreso aprobó por iniciativa oficialista la entrada de Colombia al Acuerdo de Escazú, un tratado internacional para la protección del medio ambiente.

La insistencia de Petro con el tema le ha permitido acercarse al gobierno de Estados Unidos, reformulando una relación bilateral por años enfocada en las drogas y la lucha antiguerrillera.

Los discursos de Petro, y una lectura del mundo distinta por parte del gobierno colombiano, han generado una curiosidad fresca por el país en la comunidad internacional.

Pero el mundo ahora se pregunta cómo es que las ideas del presidente colombiano se traducen en resultados para la gente.

Lo que nos lleva a hablar de tres retos.

Petro ha generado cierta curiosidad inesperada de parte de la comunidad internacional. Foto: GETTY IMAGES

1. Aterrizar su agenda de cambio

El primero es nada menos que poder gobernar: lograr acuerdos con el Congreso, con el sector privado y los poderes regionales para que sus ambiciosas propuestas no se queden en retórica.

El oficialismo no logró aprobar ninguna de las grandes reformas que buscan atender las demandas por las que fue elegido: salud, pensiones, educación y trabajo. Ahora, con el escándalo de la campaña a cuestas, será más difícil.

El movimiento de izquierda que lidera Petro llevaba dos décadas construyendo la posibilidad de gobernar, pero, hasta ahora, la improvisación ha dominado la estrategia.

“Si bien la agenda es adecuada, no hay una metodología para llevar a cabo acciones”, dice Ruiz.

“El horizonte es claro, pero la estrategia es muy dispersa, y eso hace que se pierda mucha energía en el camino”.

Petro probó ser un astuto conocedor del poder como senador. Como presidente parece más principiante que experto.

Ante la falta de aprobaciones legislativas, ha buscado presionar más que acordar y ha pedido a su gente activarse en las calles, una estrategia que le funcionó cuando fue alcalde de Bogotá, pero es más riesgosa a escala nacional.

“Yo invitaría a quienes hasta ahora han dirigido el país, social, económica, cultural y políticamente, a convencerse (de) que es un momento de ceder”, dijo Petro.

Para que cedan, necesita una estrategia distinta a la que ha usado hasta ahora.

La derecha ha vuelto a mostrar que tiene capacidad de movilización en las calles. Foto: GETTY IMAGES

2. No ser una desilusión

Petro tiene una responsabilidad inusual por su condición histórica: al ser el primer presidente que representa a sectores históricamente excluidos, el costo de un fracaso sería enorme.

“Nosotros no podemos equivocarnos, no podemos errar en cosas fundamentales”, dijo Petro hace un año.

Durante la campaña, el candidato prometió un cambio estructural que es imposible gestionar en cuatro años. Y ahora, tras el escándalo de su hijo, corre con el lastre de que quizás llegó al poder con las mismas prácticas clientelista de sus antecesores.

Si el electorado siente que en este cuatrienio no se sentaron las bases del cambio anhelado, y por el contrario desarrolla mayor apatía hacia las instituciones y la clase política, la izquierda tendrá que volver a empezar de cero el camino que tanto le costó.

Petro tiene una base de seguidores que se mantiene alrededor del 30%. Foto: GETTY IMAGES

3. Lograr la paz total

Petro también necesita que su idea de “paz total” no se quede en palabras.

“En paz hasta ahora no hay un logro concreto. No es un fracaso, sino es el resultado pendiente”, dice Riveros.

En este año se reportó una reducción de asesinatos de policías y militares del 60% y 55%. También bajaron los homicidios un 6%. Sin embargo aumentaron los secuestros un 98% y la extorsión un 34%, y continuaron las masacres y los asesinatos de líderes sociales.

De los seis procesos de paz que entabló el gobierno con grupos armados hay apenas un logro: un frágil cese al fuego con el ELN, la guerrilla más vieja. Con el resto, las negociaciones parecen endebles.

Y en la medida en que sigan aumentando los hurtos y el reclutamiento forzado, la credibilidad de la paz se puede debilitar.

Los expertos no ven una estrategia clara ni articulada en los diferentes procesos: el marco normativo para el sometimiento de grupos armados está en borrador, no se saben las etapas ni líneas rojas para cada negociación y no hay coordinación entre los varios entes del Estado, critican.

La relación con los militares, además, sigue turbia, porque entre las filas no parece haber consenso sobre la estrategia a seguir.

La paz total está cruda, y con ella el futuro del primer gobierno de izquierda en Colombia.

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