El runrún se inició el pasado 23 de julio en el Karakorum y en poco tiempo alcanzó todo el planeta del alpinismo. ¿Sería capaz Kristin Harila de subir el K2 (8.611 m) y completar su hazaña? La noruega acababa de descender del Cho Oyu, otra montaña de 8.000 metros de la cordillera pakistaní, y se dirigía de inmediato al campamento base de la segunda ontaña más alta de la Tierra.
Las dudas se disiparon sólo cuatro días después. Contra todo pronóstico, con unas condiciones meteorológicas infames, bajo la amenaza de caída de grandes seracs y peleando el lugar en las cuerdas fijas con las decenas de alpinistas atascados en su misma escalada, la noruega puso sus pies en el más difícil de los ochomiles a las 10:30 a.m. del 27 de julio. Culminaba así un récord de ciencia ficción: escalar los 14 gigantes de la Tierra más rápido que nadie, en tres meses y un día.
A finales de mayo, cuando llevaba embocado su desafío con nueve ochomiles en el zurrón, Harila anunció que quería subirlos todos en tres meses, rebajando los 189 días (seis meses) que ostentaba el nepalí Nirmal Purja desde 2019, cuando barrió la anterior marca del coreano Chang Ho Kim, quien empleó siete años, 20 meses y seis días.
Pocos dieron valor a sus palabras, a pesar de que unas semanas antes había alcanzado en sólo ocho horas las cumbres del Everest y del Lhotse, una tras otra, seguido, seis días más tarde, de un tercer ochomil: el temible Dhaulagiri. Lo hizo al final en 93 días, fallando mínimamente sus preivisones.. El año pasado Harila intentó batir el registro de Purja. Cuando llevaba 12 ochomiles, las autoridades chinas le negaron los permisos de escalada de los dos que le faltaban, Cho Oyu y Shisha Pangma, situados en su territorio. Esta primavera retomó su proyecto, repitiendo los 12 de la primera vuelta.
Aliada de la velocidad y confiada en la profesionalidad de unos sherpas que han demostrado ser mucho más que simples porteadores de altura, la nórdica ha utilizado todos los medios posibles. Gracias al patrocinio de un banco, esta mujer de 37 años ha podido recurrir a unas ayudas que no están al alcance de la mayoría.
Subir un ochomil es caro, pero hacerlo de la manera como lo ha hecho la noruega, mucho más. La agencia sherpa con la que ha trabajado, ha puesto a su servicio a los mejores hombres. Estos, con la ayuda de sherpas de otras compañías, han equipado con cuerdas fijas de arriba abajo las rutas de los catorce gigantes. También le han servido oxígeno embotellado a discreción, se han preocupado de toda la infraestructura de las expediciones e incluso de la pesada tarea de abrir huella en la nieve fresca.
Más que por todo esto, habitual por otra parte de todos los que suben hoy ochomiles, salvo contadas excepciones, lo más criticado del método sprint de Harila ha sido el uso de helicópteros para desplazarse de uno a otro ochomil. Con ello ha eliminado las largas aproximaciones hasta el pie de las montañas y ha ganado un tiempo precioso.
Su última treta ha sido transportar por el aire a los sherpas hasta la parte alta de las rutas, para que colocasen las cuerdas fijas de arriba hacia abajo, mucho más rápido que la manera tradicional, al revés. Los detractores de este himalayismo exprés señalan que se ha llevado por delante los valores éticos y de compromiso irrenunciables del auténtico alpinismo. El simple hecho de hablar de récords en este deporte a algunos les levanta sarpullidos.
Los defensores de Harila, por el contrario, aducen que este método de transporte aéreo no difiere en esencia de los teleféricos y funiculares que se utilizan a discreción para alcanzar el pie de montañas como los Alpes.
Por otra parte, señalan que a las montañas puede subirse de muchas maneras. Todas deben ser respetadas, siempre que se señale como serealizan. La mentira es lo único que no se puede permitir. Harila nunca ha ocultado el sistema que ha utilizado. Todo lo contrario, se ha abrazado a él y ha señalado que es la única manera de lograr éxito en su desafío. Acompañó a Harila en la cumbre del K2 Tenjin Sherpa, que ha sido compañero de sus catorce escaladas, por lo que comparte el récord de la noruega. La misma jornada que ellos, decenas de alpinistas de otras expediciones -se habla de más de la mitad de los 200 escaladores empeñados ese día en la escalada- también alcanzaron la segunda cima dela Tierra.
Más allá del estilo empleado, la hazaña de Harila es excepcional. Para contextualizarla debe citarse que Reinhold Messner, el primero en subir los 14, necesitó 16 años, aunque fueran otros tiempos y se haya demostrado recientemente que no alcanzó la verdadera cima del Annapurna.
La resistencia, tenacidad y dominio de las situaciones de riesgo de esta antigua esquiadora de fondo y su equipo están fuera de duda. Baste saber que, con su último ascenso del K2, Kristin Harila ha alcanzado en 26 ocasiones la cima de un ochomil. Debe destacarse de igual modo la enorme capacidad logística demostrada para culminar una tras otra y en tiempo tan breve, todas estas escaladas.
Es verdad que las prácticas de la deportista noruega renuncian a los severos principios del alpinismo tradicional, pero no es menos cierto que con su método exprés ha abierto la puerta a una manera diferente de subir montañas.